El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó que la balanza turística de Argentina fue negativa en septiembre por 562.200 visitantes, marcando el vigésimo mes consecutivo de este déficit. Más argentinos viajaron al exterior que extranjeros que llegaron al país, exacerbando la salida de divisas. El gasto de turistas extranjeros alcanzó los 208,5 millones de dólares, mientras que los argentinos gastaron 598,2 millones en el exterior.
Según el informe del INDEC, en septiembre ingresaron 642.400 visitantes a Argentina, mientras que 1.204.600 salieron del país, resultando en un saldo negativo de 562.200. Del ingreso, 374.800 fueron turistas y 267.600 excursionistas. El 68,7% de los visitantes provino de países limítrofes, con Brasil representando el 24,8%, Uruguay el 18,7% y Chile el 13,5%. Los modos de llegada incluyeron el 50,3% por vía aérea, 37,7% terrestre y 12% fluvial o marítima.
En el turismo emisivo, 706.400 fueron turistas y 498.100 excursionistas. El 65,1% se dirigió a países limítrofes, liderados por Brasil con el 22% y Chile con el 17,5%. Los argentinos salieron mayoritariamente por vía aérea (54,7%), seguida de terrestre (37,9%) y fluvial/marítima (7,4%).
Esta tendencia negativa persiste por vigésimo mes consecutivo. Daniel Schteingart, director de Fundar, comentó: “Completamente planchado el turismo receptivo en Argentina. En 2025 cae 18% contra 2024, que a su vez había caído contra 2023. La tendencia desde 2010 es de puro estancamiento en la cantidad de turistas que llegan de otros lados. Este año va camino a ser el peor desde 2006 (sacando los de la pandemia). Mientras tanto, el turismo emisivo está siendo récord”.
Desde la consultora CEPEC, señalaron: “Se registra una caída del turismo receptivo del 18,9% interanual frente a un aumento del 21,8% en el turismo emisivo, ejerciendo mayor presión sobre las reservas del BCRA en un contexto de déficit crónico y prolongado”. El impacto financiero neto fue una pérdida de 389,7 millones de dólares, con casi tres dólares saliendo por cada uno que entró por turismo. Esta dinámica consolida la salida de divisas como un factor clave en la presión sobre el dólar y las reservas del Banco Central.