Durante una audiencia en el Senado el 29 de octubre, Renaud Villard, director general de la Caisse nationale d'assurance-vieillesse (CNAV), advirtió de retrasos significativos en el procesamiento de las solicitudes de pensiones si la suspensión de la reforma de pensiones de 2023 entra en vigor rápidamente. Estimó que el personal y el sistema informático tardarían unos cinco meses en adaptarse a las nuevas normas. Para los primeros afectados, nacidos en 1964, los cambios parecen sencillos de implementar.
Renaud Villard, director general de la Caisse nationale d'assurance-vieillesse (CNAV), el mayor esquema de pensiones de Francia, testificó el miércoles 29 de octubre ante la comisión de asuntos sociales del Senado. Advirtió de un riesgo de 'sobrecarga del sistema' si la suspensión de la reforma de pensiones de abril de 2023 se implementa con muy poco aviso, especialmente a partir del 1 de enero de 2026, para ciertas categorías de asegurados.
La reforma había elevado gradualmente la edad legal de jubilación de 62 a 64 años. Su suspensión reescribiría esta cronología, y Villard explicó que el personal de la CNAV y el sistema informático tardarían 'cinco meses' en adaptarse a los cambios. Por ahora, no hay un escenario de cuellos de botella inminente, pero el funcionario enfatizó la necesidad de que los legisladores permitan tiempo suficiente.
Interrogado por Monique Lubin, senadora socialista de Landes, sobre la simplicidad de los ajustes para el primer grupo afectado —los nacidos en 1964—, Villard respondió afirmativamente para aquellos bajo el derecho común. Podrían jubilarse a los 62 años y 9 meses (en lugar de 63) a partir del 1 de octubre de 2026. Esto proporciona un plazo adecuado, con solicitudes esperadas desde el primer trimestre de 2026, después de que la nueva legislación se publique en el Journal officiel.