Una masiva operación policial contra el Comando Vermelho en los complejos Alemão y Penha de Río de Janeiro resultó en al menos 121 muertes el martes (28), lo que la convierte en la más mortífera en la historia del estado. El gobernador Cláudio Castro defendió la acción como un éxito a pesar de la pérdida de cuatro policías, mientras que el presidente Lula pidió esfuerzos coordinados contra el crimen organizado. Autoridades federales y estatales anunciaron la creación de una oficina de emergencia para combatir a las facciones.
La Operación Contenção, lanzada el martes (28) con alrededor de 2.500 agentes de la Policía Civil y Militar, buscaba cumplir 69 órdenes de arresto en 180 direcciones en los complejos Alemão y Penha, al norte de Río de Janeiro. El choque con miembros del Comando Vermelho dejó 121 muertos, incluidos cuatro policías —dos civiles y dos de BOPE—, según el recuento de la Policía Civil. Otras fuentes, como el Ministerio Público de Río, reportaron 132 muertes. La operación superó la masacre de Carandiru (111 muertes en 1992) como la más mortífera de Brasil que involucra a fuerzas policiales.
El gobernador Cláudio Castro (PL) calificó la operación como 'un éxito', afirmando que 'aparte de las vidas policiales perdidas, el resto fue un éxito' y etiquetando a los muertos como 'narcoterroristas'. Criticó la falta de apoyo federal, afirmando que Río estaba 'sola en la guerra'. Las familias de las víctimas reportaron irregularidades, como falta de ayuda y cuerpos encontrados esposados o sin cabeza en áreas boscosas, donde residentes retiraron alrededor de 70 cadáveres durante la noche. El secretario de Seguridad Victor Santos justificó la falta de peritajes forenses inmediatos debido al riesgo y usó factores como ropa de camuflaje y horarios para afirmar que los muertos eran criminales.
En respuesta, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) se pronunció por primera vez el miércoles (29), reuniéndose con ministros y ordenando al ministro de Justicia Ricardo Lewandowski y al director de la Policía Federal Andrei Rodrigues que viajaran a Río. Lula abogó por 'un trabajo coordinado que apunte a la columna vertebral del narcotráfico sin poner en peligro a inocentes' y mencionó la PEC de Seguridad en debate en el Congreso. En una conferencia de prensa conjunta con Castro, anunciaron una oficina de emergencia para integrar fuerzas federales y estatales, con refuerzos de la Fuerza Nacional, PRF y expertos forenses. Lewandowski distinguió a las facciones del terrorismo y descartó la GLO por ahora, pero dijo que se evaluaría según sea necesario.
El Ministerio Público de Río investigará cada muerte en paralelo, según fallo del STF en la ADPF de las Favelas. Protestantes se reunieron fuera del Palacio Guanabara, calificando la acción como una 'masacre', mientras que gobernadores de derecha mostraron solidaridad con Castro. La operación incautó más de 100 rifles y arrestó a 113 personas, incluidos diez adolescentes, pero expertos criticaron la letalidad sin abordar las raíces del crimen.