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España registra el verano más caluroso en 2025 en medio de preocupaciones climáticas

20 de septiembre de 2025 Reportado por IA

España soportó el verano más caluroso registrado en 2025, con temperaturas medias que superaron las normas históricas, según la agencia estatal de meteorología AEMET. Esta ola de calor extrema exacerbó los incendios forestales y las escasez de agua, destacando los impactos acelerados del cambio climático en la Península Ibérica. Los funcionarios advierten que tales patrones podrían convertirse en la nueva normalidad sin esfuerzos de mitigación agresivos.

El 18 de septiembre de 2025, la agencia meteorológica estatal de España, AEMET, declaró oficialmente que el verano de 2025 —que abarca junio, julio y agosto— fue el más caluroso desde que se comenzaron los registros en 1961. La temperatura media alcanzó los 25,6 grados Celsius (78,1 grados Fahrenheit), superando el récord anterior establecido en 2022 por 0,4 grados. Este anuncio llegó en medio de una serie de alertas de calor y siguió a meses de recopilación de datos de estaciones meteorológicas en todo el país, incluyendo la España continental, las Islas Baleares y las Islas Canarias.

La cronología de los eventos comenzó a principios de junio de 2025, cuando las temperaturas comenzaron a subir inusualmente alto, lo que llevó a las primeras declaraciones de olas de calor a mediados de mes. Julio registró anomalías pico, con varias ciudades como Sevilla y Córdoba registrando máximos por encima de los 45 grados Celsius (113 grados Fahrenheit). Agosto continuó la tendencia, aunque con algo de alivio de frentes atlánticos. El análisis de AEMET, publicado después de compilar datos de más de 800 puntos de monitoreo, confirmó la naturaleza récord de la temporada, atribuyéndola a sistemas de alta presión persistentes y lluvias reducidas.

"Este verano ha sido excepcionalmente cálido, con temperaturas consistentemente por encima del promedio en todas las regiones", declaró el portavoz de AEMET, Rubén del Campo. "Estamos viendo una tendencia clara vinculada al calentamiento global, donde lo que una vez fue extremo se está convirtiendo en algo común."

Proporcionando contexto, España ha experimentado una tendencia de calentamiento en las últimas décadas, con veranos que se alargan aproximadamente nueve días desde la década de 1980, según estudios climáticos. La región mediterránea es particularmente vulnerable al cambio climático, con modelos que predicen sequías y olas de calor más frecuentes debido al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. Factores como la urbanización, la deforestación y las demandas agrícolas han agravado estos efectos, lo que ha provocado un aumento de riesgos de incendios forestales: en 2025, más de 200.000 hectáreas se quemaron, el doble del promedio.

Cuentas de testigos oculares y perspectivas de expertos subrayan el costo humano. Agricultores en el sur árido reportaron fracasos de cultivos y pérdidas de ganado. "El calor fue implacable; nuestros olivares sufrieron immensely, con rendimientos reducidos en un 30 por ciento", dijo María López, una agricultora de Andalucía. Científicos del clima, incluidos los del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, enfatizan el papel de factores antropogénicos. "Estos récords no son anomalías; son síntomas de un clima cambiante", señaló Fernando Valladares, un ecólogo del consejo.

Las implicaciones se extienden más allá del malestar inmediato. Económicamente, la ola de calor strained el turismo, con visitantes de playas buscando destinos más frescos, y aumentó la demanda de energía para el aire acondicionado, contribuyendo a precios de electricidad más altos. Los impactos en la salud incluyeron miles de enfermedades relacionadas con el calor, abrumando hospitales en ciudades como Madrid. A nivel de políticas, esto podría acelerar el impulso de España hacia la energía renovable, con el gobierno ya comprometido con emisiones netas cero para 2050. Sin embargo, los críticos argumentan que las medidas actuales, como las reformas de gestión del agua, no abordan las causas raíz.

Ambientalmente, el calor récord amenaza la biodiversidad, con especies como el lince ibérico enfrentando estrés en su hábitat. Efectos sociales más amplios incluyen patrones de migración, ya que las poblaciones rurales se mudan a áreas urbanas por mejores recursos. Internacionalmente, la experiencia de España refleja tendencias globales, potencialmente influyendo en las conversaciones climáticas de la ONU al proporcionar evidencia stark para acciones urgentes.

A medida que se acerca el otoño, AEMET pronostica temperaturas por encima del promedio, generando preocupaciones para los años venideros. Este récord de verano sirve como una llamada de atención, instando a estrategias de adaptación mejoradas como la reforestación y la agricultura sostenible para construir resiliencia contra un clima cada vez más hostil.

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