La Feria Internacional del Libro del Pacífico en Cali, conocida como Filcali 2025, se ha transformado en una auténtica celebración cultural y educativa que atrae a miles de personas. Con más de 150 editoriales y actividades para niños y jóvenes, el evento compite exitosamente con grandes conciertos y destaca por su enfoque en la inclusión. Además, Celsia presentó su nuevo libro de arte, enfatizando experiencias sensoriales más allá de la lectura tradicional.
La Feria Internacional del Libro del Pacífico, Filcali 2025, dirigida por Paola Guevara, se describe como la “librería al aire libre” más grande de Colombia. Este año, con más de 150 editoriales presentes, el evento trasciende la oferta literaria para convertirse en una plataforma cultural, recreativa y educativa que se extiende desde Cali hasta Cartago y todo el departamento del Valle del Cauca. Un gran espacio en el Parque de la Retreta está dedicado a actividades infantiles y para adolescentes, promoviendo la lectura y la imaginación creativa a través de instituciones, gestores culturales y maestros.
Actividades se realizan fuera del recinto ferial en diversos espacios de la ciudad y otras localidades, priorizando la inclusión y atrayendo a jóvenes a un mundo tradicionalmente reservado a “adultos muy serios”. El interés crece anualmente; por ejemplo, las noches del sábado y domingo pasados, Filcali compitió con el concierto de Shakira en el Estadio Pascual Guerrero después de 19 años, pero sus pasillos permanecieron llenos pese al tráfico intenso.
Colombia es el país invitado, destacando sus diversas culturas y regiones, aunque se sugiere invitar a más naciones latinoamericanas para abrir ventanas al mundo editorial. La feria sirve de altavoz para escritores locales, editoriales independientes como Ediciones El Silencio y Librería Oromo, y revitaliza el Boulevard con puestos de comida, artesanías y encuentros entre amantes de los libros. Sin embargo, se nota la ausencia de poetas mujeres en el Parque de los Poetas.
En paralelo, Celsia presentó su colección de libros de arte en la feria, colaborando anualmente con el Taller de Edición. Estos no son meros libros, sino obras que se sienten y se escuchan: “El libro en sí mismo es una obra. No es solo para ver arte, sino para sentirlo desde el momento en que lo tocas”, explican los editores. Ejemplos incluyen Naturaleza y asombro de Memo Gómez, con códigos QR para cantos de aves; Contra la oscuridad de Catalina Estrada, que explota en color al abrirse; y Bajo las estrellas de Camilo Jaramillo, con astrofotografías de Colombia, Islandia y México. Democratizando el arte, se entregan a accionistas y donan a museos como La Tertulia. Hasta ahora, nueve títulos, con el próximo dedicado a Débora Arango y una exposición en el Museo de Arte Moderno.
“No hacemos libros para curadores, los hacemos para el ciudadano, el inversionista, el accionista, el lector que se deja sorprender”, afirman los organizadores. Esta iniciativa conecta energía y cultura, transformando el arte en una experiencia accesible.