La exposición 'El beso de la muerte. Representaciones mortuorias en el arte y la cultura visual del siglo XIX' invita al público a sumergirse en la dualidad de la muerte como enemigo temible y presencia cotidiana durante ese periodo. Curada por Luis Gómez Mata en el Museo Nacional de San Carlos, la muestra presenta casi 180 piezas que abordan temas como la enfermedad, el duelo y los ritos funerarios. Se presenta a pocos días del Día de Muertos, conectando pasado y presente.
La exposición se estructura en varios núcleos temáticos que despliegan la tensión entre el temor y la seducción ante la muerte en el siglo XIX. En el primer núcleo, 'Antesala de la muerte', se exhiben frascos de éter y cloroformo junto a libros médicos ilustrados, destacando las condiciones inhumanas de los hospitales sin antibióticos ni anestesia moderna, donde cualquier enfermedad era casi sinónimo de muerte.
El segundo núcleo, 'Cara a cara con la muerte', confronta al visitante con la inevitabilidad del destino a través de obras como la pintura 'El espejo que no te engaña' (1856) de Tomás Mondragón, que representa la descomposición del cuerpo, y símbolos como tijeras que cortan el hilo de la vida, evocando tradiciones grecolatinas.
En 'La muerte retratada', el tercer núcleo, la fotografía, esculturas de cera y pinturas preservan la memoria de los fallecidos. Luis Gómez Mata, curador, explica: “Tomar una fotografía era quizá la única oportunidad de llevarte un recuerdo de un ser amado”. Destacan imágenes como la pintura de Josefa San Román de su hermana Juliana convaleciente de tuberculosis, y representaciones de 'angelitos', niños muertos que simbolizan esperanza de resurrección, junto a objetos íntimos como guardapelos y botones con fotos.
El núcleo 'Los lugares de la memoria' explora ritos de duelo con lápidas marmóreas, esculturas funerarias y la moda del luto, culminando en un epitafio del Panteón de La Piedad: “Lejos de los ojos, pero cerca del corazón”. Inspirada en la escultura del cementerio de Poble Nou en Barcelona, donde un esqueleto besa a un joven, la muestra condensa el dolor, la resignación y la espiritualidad ante la muerte.
Con piezas de colecciones públicas y privadas, incluyendo una pintura impactante de 1851 sobre un diluvio bíblico de la colección del museo, la exposición dialoga con la cultura mexicana de la muerte, especialmente en el contexto del Día de Muertos. Eventos como la Noche de Museos complementarán las visitas en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en México Tenochtitlan 50, colonia Tabacalera.