El Parlamento francés adoptó una enmienda importante al código penal el 29 de octubre de 2025, integrando la no consentimiento en las definiciones de violación y agresiones sexuales. Este logro transpartidista define el consentimiento como libre, informado, específico, previo y revocable. Busca aclarar el derecho penal tras intensos debates e iniciales vacilaciones.
El 29 de octubre de 2025, el Senado adoptó definitivamente, con 327 votos a favor y 15 abstenciones, el proyecto de ley propuesto por las diputadas Marie-Charlotte Garin (Ecologista, Ródano) y Véronique Riotton (Renaissance, Alta Saboya). La Asamblea Nacional lo había aprobado por mayoría la semana del 20 al 26 de octubre. “Acabamos de lograr una victoria histórica”, reaccionaron las dos parlamentarias en una declaración conjunta, saludando “un avance importante en la lucha contra la violencia sexual”.
Esta reforma sigue de cerca el juicio por violación de Mazan, donde el consentimiento fue central. Establece explícitamente: “Cualquier acto sexual no consentido constituye una agresión sexual”. El consentimiento se define como “libre e informado, específico, previo y revocable”, evaluado en función de las circunstancias, sin inferirlo del silencio o la falta de reacción. No existe en casos de violencia, coacción, amenaza o sorpresa.
Francia se une así a Canadá, Suecia, España y Noruega (desde la primavera de 2025). El proceso, en curso desde hace casi un año, superó vacilaciones, particularmente sobre la inversión de la carga de la prueba, gracias a un dictamen favorable del Consejo de Estado en marzo. El gobierno, a través de Gérald Darmanin y Aurore Bergé, apoyó el proyecto de ley.
La extrema derecha se opone: la diputada Sophie Blanc (RN) teme diseccionar los gestos de la víctima en lugar de la violencia del agresor. La senadora Laurence Rossignol (PS) se abstuvo, lamentando el término “consentimiento” por su visión “arcaica” de la sexualidad. La senadora ecologista Mélanie Vogel defendió: “Hemos vivido durante siglos en una cultura de la violación. Comencemos a construir una cultura del consentimiento. Cuando no dices sí, es no”.
Las asociaciones piden educación afectiva y formación para jueces y fuerzas del orden. Lola Schulmann de Amnistía Internacional Francia señala que la ley jugará un papel crucial en el cambio de mentalidades, sin ser una solución mágica contra la impunidad.