El exjugador de fútbol Robinho, condenado por violación colectiva, describió en un video su rutina en la prisión de Tremembé en São Paulo, negando cualquier privilegio. Afirmó que es tratado como los demás reclusos y enfatizó el enfoque en la rehabilitación. El testimonio fue publicado por el Consejo Comunitario de Taubaté en YouTube.
En un video publicado por el Consejo Comunitario de Taubaté en YouTube, el exjugador de fútbol Robinho, de 41 años, detalló su vida diaria en la prisión de Tremembé, en el estado de São Paulo. Condenado a nueve años de prisión por una violación colectiva cometida en 2013 en un nightclub en Milán, Italia, Robinho negó vehementemente recibir cualquier trato especial.
«La comida, el horario en que duermo, todo es igual que para los demás reclusos. Nunca he comido comida diferente, nunca he tenido un trato diferente. En el horario de trabajo, hago todo lo que los demás reclusos también pueden hacer. Cuando queremos jugar al fútbol, está permitido los domingos cuando no hay trabajo», dijo el exatleta.
Enfatizó que no enfrenta problemas psicológicos, no usa medicamentos controlados y que las visitas, que se realizan los sábados o domingos con su esposa e hijos, siguen las mismas reglas para todos. «Nunca he tenido ningún tipo de beneficio. Las visitas son los sábados o domingos. Cuando mi esposa no viene sola, viene con mis hijos. La visita es la misma y el trato es el mismo para todos. Las mentiras que han salido, de que soy un líder, de que tengo problemas psicológicos. Nunca he tenido eso, nunca he tenido que tomar medicinas, gracias a Dios», comentó.
Robinho subrayó que realiza las mismas actividades que los demás reclusos y que la prisión se centra en la rehabilitación. «Estoy haciendo todo lo que todos los reclusos también pueden hacer. Aquí el objetivo es reeducar, resocializar a quienes cometieron un error. Nunca he tenido ningún tipo de liderazgo aquí, ningún puesto. Aquí los guardias están a cargo, como les dije, y nosotros los reclusos solo obedecemos», concluyó.
El crimen involucró a Robinho y a otros cuatro brasileños que violaron a una mujer de origen albanés en el nightclub Sio Caffé mientras él jugaba en el Milan. Condenado en 2017, agotó los recursos en Italia en 2022 y ahora cumple su sentencia en el sistema penitenciario brasileño después de que Brasil negara la extradición.