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Estudio vincula incendios forestales y calor a peor calidad del aire en megaciudades

3 de octubre de 2025
Reportado por IA

Un estudio reciente destaca cómo los incendios forestales y eventos de calor cada vez más frecuentes están agravando la contaminación del aire en áreas urbanas principales. Los investigadores encontraron que estos factores impulsados por el clima elevan significativamente los niveles de partículas dañinas y ozono. Los hallazgos subrayan los crecientes desafíos ambientales para las ciudades densamente pobladas.

El estudio, publicado por Environmental News Network, examina la interacción entre incendios forestales, calor extremo y degradación de la calidad del aire en megaciudades de todo el mundo. Basado en datos de múltiples centros urbanos, demuestra que los incendios forestales liberan grandes cantidades de humo y material particulado, que pueden viajar largas distancias y cubrir las ciudades con una mala calidad del aire. Por ejemplo, durante las temporadas pico de incendios forestales, los niveles de material particulado fino (PM2.5) en megaciudades afectadas pueden aumentar hasta un 50%, según el análisis.

El calor intensifica el problema al promover la formación de ozono a nivel del suelo, un componente clave del smog. La investigación señala que las altas temperaturas aceleran las reacciones químicas en la atmósfera, convirtiendo contaminantes cotidianos como las emisiones de vehículos en ozono más peligroso. 'Los incendios forestales y las cúpulas de calor ya no son eventos aislados; están agravando las crisis de calidad del aire en nuestras ciudades más grandes', dijo la investigadora principal, Dra. Elena Vasquez, quien lideró el equipo en la Universidad de California. El estudio revisó eventos de 2015 a 2023, incluyendo grandes incendios forestales en California y Australia, y sus impactos en ciudades como Los Ángeles y Sídney.

El contexto de fondo revela que las megaciudades, hogar de más del 10% de la población global, son particularmente vulnerables debido a sus altas bases de emisiones y la limitada dispersión de contaminantes. El informe cita ejemplos como la ola de calor de Ciudad de México en 2022, donde las concentraciones de ozono superaron los límites seguros durante semanas, lo que llevó a avisos de salud. Las implicaciones para la salud pública son stark: la exposición elevada a PM2.5 y ozono está vinculada a problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y muertes prematuras, con grupos vulnerables como niños y ancianos en mayor riesgo.

El estudio llama a una planificación urbana integrada, incluyendo una mejor gestión de incendios forestales e infraestructura resistente al calor, para mitigar estas tendencias. Aunque algunas ciudades han implementado redes de monitoreo de calidad del aire, los investigadores enfatizan la necesidad de cooperación internacional a medida que el cambio climático amplifica estos riesgos. No se hicieron recomendaciones de políticas directas, pero los hallazgos se alinean con discusiones en curso en foros climáticos globales.

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