EE.UU. presiona a Taiwán sobre reubicación de producción de chips
Estados Unidos está presionando a Taiwán para trasladar el 50% de su producción de semiconductores a suelo estadounidense o arriesgarse a perder la protección militar. Esta demanda va acompañada de propuestas de aranceles para equilibrar la dependencia de chips extranjeros. Las políticas buscan fortalecer la fabricación doméstica en medio de tensiones globales.
En septiembre de 2025, el gobierno de EE.UU. intensificó los esfuerzos para repatriar la producción de semiconductores al centrarse en el rol dominante de Taiwán en la industria. Según informes, funcionarios estadounidenses han exigido que Taiwán reubique al menos el 50% de su capacidad de fabricación de chips en Estados Unidos. El incumplimiento podría resultar en la retirada de la protección militar de EE.UU. contra posibles amenazas de China.
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el mayor fabricante de chips por contrato del mundo, ya se ha comprometido a expandirse en EE.UU., incluyendo fábricas en Arizona. Sin embargo, la nueva presión busca acelerar y ampliar esta diversificación. Un funcionario estadounidense declaró: "Taiwán debe diversificar su producción o enfrentar consecuencias", destacando preocupaciones sobre vulnerabilidades en la cadena de suministro expuestas por recientes tensiones geopolíticas.
Paralelamente a esto, el ex presidente Donald Trump ha propuesto imponer aranceles a los chips importados para lograr un "equilibrio uno a uno" con la producción doméstica. Bajo este plan, por cada chip importado, se debe fabricar uno equivalente en EE.UU. Trump comentó: "Impondremos aranceles hasta lograr el equilibrio", con el objetivo de reducir la dependencia de proveedores extranjeros, particularmente de Taiwán y China. Estos aranceles podrían alcanzar hasta el 100% en ciertas importaciones, lo que podría remodelar las dinámicas comerciales globales.
Este enfoque dual refleja una estrategia más amplia de EE.UU. para asegurar tecnología crítica en medio de crecientes tensiones en el Estrecho de Taiwán. Taiwán produce más del 90% de los semiconductores avanzados del mundo, lo que lo convierte en un punto focal para políticas económicas y de seguridad nacional. Aunque las inversiones de TSMC en EE.UU. están en marcha, el objetivo de reubicación del 50% representa una escalada significativa. No se ha detallado una respuesta inmediata de funcionarios taiwaneses, pero las demandas subrayan el delicado equilibrio entre compromisos de alianza y soberanía económica.
Estos desarrollos podrían impactar las cadenas de suministro tecnológicas globales, afectando a empresas dependientes de chips taiwaneses. Las políticas priorizan pasos fácticos hacia la autosuficiencia sin especificar plazos más allá de la presión en curso.