El Ministerio de Recursos Hídricos y Riego de Egipto emitió un comunicado culpando al gobierno etíope de una inundación artificial de septiembre que causó desastres humanitarios en Sudán e inundó tierras bajas del Nilo en el delta egipcio. El comunicado describió la gestión de la presa etíope como unilateral e irresponsable, alterando el momento de la inundación natural y desencadenando un diluvio más severo. Egipto reafirmó su compromiso con la paciencia pero mantuvo todas las opciones abiertas para proteger sus derechos sobre el agua.
En un comunicado del Ministerio de Recursos Hídricos y Riego de Egipto, el país confirmó que la inundación de septiembre no fue natural sino resultado de una gestión irresponsable de una presa etíope. Según el comunicado, «La gestión unilateral e irresponsable de la presa etíope causó un cambio en el momento de la inundación natural –cuyo pico suele ocurrir en agosto– y desencadenó una inundación ‘artificial, fabricada’ más severa y violenta en un momento tardío del año (parcialmente en septiembre). Esto infligió graves pérdidas a nuestra nación hermana, Sudán, y amenazó la vida y los medios de subsistencia de los pueblos de ambos países río abajo.»
Una inundación natural, que típicamente alcanza su pico a principios de agosto, trae beneficios significativos ya que las naciones río abajo se preparan con antelación utilizando presas y aliviaderos. En contraste, una inundación artificial surge de liberaciones de agua no naturales de las presas para gestionar excedentes, lo que lleva a inundaciones a lo largo de los cursos fluviales, como se vio en Sudán. Este diluvio llegó a finales de septiembre, alterando los cálculos de agua río abajo y causando pérdidas devastadoras verificadas.
Etiopía ha negado su error, que el comunicado presenta como reflejo de intenciones agresivas hacia los países río abajo y reclamaciones legalmente injustificadas sobre participaciones de agua. Egipto reiteró su política de paciencia a largo plazo y contención digna, pero enfatizó que todas las opciones permanecen abiertas en casos de daño grave, considerando la presa como ilegal y construida sobre falsedades. El Cairo rechazó categóricamente la política etíope de imponer hechos consumados en el río Nilo, reservándose el derecho a responder para proteger su cuota histórica de agua, que no puede disminuirse ni en una sola gota.