La EPA planea poner fin al programa de informes de emisiones de gases de efecto invernadero
La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. ha propuesto eliminar su Programa de Informes de Gases de Efecto Invernadero, que obliga a los grandes emisores a reportar datos de emisiones. Esta medida, parte de retrocesos más amplios bajo la administración Trump, genera preocupaciones sobre el seguimiento de las emisiones nacionales y la formulación de políticas climáticas. Expertos en clima y ONG advierten que, aunque existen alternativas, no pueden reemplazar completamente el rol del sistema federal.
La Agencia de Protección Ambiental anunció en septiembre de 2025 una regla propuesta para poner fin al Programa de Informes de Gases de Efecto Invernadero (GHGRP), que ha recopilado datos sobre dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero de fuentes mayores como plantas de energía, refinerías de petróleo y gas, e instalaciones químicas durante los últimos 15 años. El programa establece umbrales de reporte para los emisores y sirve como la base del sistema de informes de calidad del aire de EE.UU., según Kevin Gurney, profesor de ciencia atmosférica en la Universidad del Norte de Arizona.
Esto sigue la decisión de la administración Trump en marzo de 2025 de reconsiderar por completo el GHGRP. La agencia afirma que el retroceso ahorrará 2.400 millones de dólares en costos regulatorios, describiendo el programa como "burocracia innecesaria que no hace nada para mejorar la calidad del aire". Sin embargo, el exadministrador asistente de la EPA Joseph Goffman argumenta que cerrarlo limita la capacidad del gobierno para formular políticas climáticas, haciendo "extremadamente difícil" evaluar tecnologías de reducción de emisiones o el progreso de la industria sin los datos.
Los datos del GHGRP, disponibles públicamente, sustentan estrategias climáticas federales, estatales, locales e internacionales, incluidas las obligaciones bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que respalda el Acuerdo de París. EE.UU. salió del Acuerdo de París el primer día del segundo mandato de Trump, pero permanece en la CMNUCC.
Las organizaciones no gubernamentales pueden ayudar a llenar el vacío. Climate TRACE, una coalición fundada en 2019 con una donación de Google y que ahora involucra a más de 100 organizaciones, utiliza modelos de IA combinados con datos satelitales y otros para rastrear emisiones globales. El cofundador Gavin McCormick señala la ironía: "Iniciamos este proyecto con la tesis de que Estados Unidos tiene el mejor monitoreo de emisiones del mundo, y que otros países podrían reducir emisiones más rápido si alcanzaran la misma calidad que Estados Unidos".
Los grupos industriales también muestran interés en continuar con los informes para mercados como Europa, que impone reglas estrictas sobre metano en las importaciones. El Instituto Rocky Mountain, parte de Climate TRACE, rastrea emisiones de petróleo y gas usando datos privados, capturando algunas fuentes que el GHGRP omite.
Los expertos enfatizan los desafíos: los estados podrían recopilar datos, pero la falta de un almacén federal central para la estandarización es un obstáculo mayor, dice Gurney. Las ONG no pueden exigir legalmente reportes, agrega Goffman, y barreras legales, como las restricciones de Luisiana a herramientas de monitoreo no EPA, complican el uso de datos alternativos. McCormick destaca que la viabilidad depende tanto de la ciencia como de los permisos legales.