Las principales capitales europeas, escépticas ante el proyecto de 'muro antidrones' de Ursula von der Leyen, están reafirmando sus prerrogativas en materia de defensa. París y Berlín critican la iniciativa como un eslogan que recuerda a la Línea Maginot o una ilusión para proteger 3.000 km de fronteras, mientras que los países limítrofes con Rusia instan a la Comisión a acelerar el refuerzo de la defensa europea. A pesar de las reservas, la Comisión aspira a tener una capacidad inicial en marcha para finales de 2026 y operativa un año después.
El ambicioso proyecto de 'muro antidrones' de Ursula von der Leyen, lanzado el mes pasado tras el impacto de las incursiones de objetos voladores en los cielos polacos, ya enfrenta resistencia antes incluso de que comience la construcción. Francia se burla de la idea como un 'eslogan' que recuerda a la Línea Maginot, mientras que Alemania considera el concepto de 'muro' ilusorio para salvaguardar 3.000 kilómetros de fronteras. Estas reservas de los principales Estados europeos destacan las fricciones entre las autoridades de Bruselas y los países miembros en esta prioridad emergente.
A pesar de las críticas, la Comisión Europea sigue adelante, presentando un concepto concreto emblemático de los desafíos de la defensa europea. Aspira a avanzar rápidamente: la 'capacidad inicial' podría establecerse para finales de 2026 y volverse operativa un año después. Mientras tanto, los países limítrofes con Rusia instan a la Comisión a acelerar el refuerzo de las capacidades de defensa europeas.
Reunidos en Bruselas el jueves, los Veintisiete adoptaron la hoja de ruta propuesta por la Comisión, reafirmando de este modo las prerrogativas de los Estados miembros en este marco político. Este análisis subraya las tensiones en curso mientras Europa busca fortalecer su defensa ante las amenazas actuales.