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Expertos abordan los impactos climáticos de la IA generativa

1 de octubre de 2025
Reportado por IA

El auge de la IA generativa está intensificando las demandas energéticas y las emisiones de carbono, lo que impulsa llamadas a soluciones sostenibles. Líderes de la industria e investigadores destacan la necesidad de tecnologías eficientes y energía renovable para contrarrestar estos efectos. Las respuestas se centran en optimizar el desarrollo de la IA para alinearla con los objetivos climáticos.

La IA generativa, que impulsa herramientas como ChatGPT, ha experimentado un crecimiento explosivo, pero también ha aumentado su costo ambiental. Según un análisis reciente, la energía requerida para entrenar y operar estos modelos se está disparando. Por ejemplo, entrenar un solo modelo de IA grande puede emitir cientos de toneladas de dióxido de carbono: el entrenamiento de GPT-3 por sí solo produjo 552 toneladas de CO2, equivalente a las emisiones de 120 vuelos de ida y vuelta entre Nueva York y San Francisco.

La escala del problema es alarmante: los centros de datos impulsados por IA consumen actualmente alrededor del 1-2% de la electricidad global, pero las proyecciones indican que esto podría subir al 3-4% para 2027 y hasta el 8% para 2030 si no se controla. Esto rivaliza con el consumo de electricidad de países enteros como los Países Bajos. A medida que la adopción de IA se acelera en sectores como la salud, las finanzas y el entretenimiento, la presión sobre las redes eléctricas y los recursos naturales aumenta.

Los expertos enfatizan medidas proactivas. "El rápido ascenso de la IA generativa está impulsando demandas energéticas sin precedentes, pero podemos diseñar sistemas que sean tanto innovadores como sostenibles", señala la Dra. Elena Ramírez, investigadora en tecnología climática citada en el informe. Empresas como Google y Microsoft lideran con compromisos para alimentar sus centros de datos con el 100% de energía renovable para 2030. Google, por ejemplo, ha invertido en sistemas de enfriamiento avanzados y chips eficientes para reducir el uso de energía por cómputo hasta en un 90%.

Otras estrategias incluyen desarrollar modelos de IA más pequeños y eficientes que ofrezcan un rendimiento similar con menos potencia. Iniciativas como la plataforma AI for Good promueven directrices para el entrenamiento de IA con bajo carbono, como el uso de recursos informáticos inactivos durante horas no pico. Los responsables de políticas también están interviniendo; la Unión Europea está considerando regulaciones para exigir evaluaciones de impacto ambiental para proyectos de IA.

Aunque persisten desafíos, como la escasez de fuentes de energía renovable, estas respuestas señalan un cambio hacia un desarrollo responsable de la IA. Al integrar la sostenibilidad desde el principio, la industria busca aprovechar el potencial de la IA sin exacerbar el cambio climático. Los próximos años pondrán a prueba si la innovación puede mantener el ritmo con las imperativas ambientales.

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