Se necesita evidencia más sólida para el carbono en el suelo como solución climática
Un informe reciente enfatiza la necesidad urgente de evidencia sólida para generar confianza en la captura de carbono en el suelo como una estrategia viable de mitigación climática. Aunque prometedora, los métodos actuales para medir y verificar cambios en el carbono del suelo enfrentan desafíos significativos. Los expertos piden estándares mejorados para respaldar inversiones a gran escala.
La captura de carbono en el suelo ha surgido como una estrategia clave en la lucha contra el cambio climático, con el potencial de almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera en suelos agrícolas. Sin embargo, un nuevo informe del World Resources Institute (WRI), publicado a finales de 2023, advierte que generar confianza en este enfoque requiere evidencia científica más sólida y mejores protocolos de verificación.
El informe, titulado 'Generar confianza en el carbono en el suelo como solución climática requiere evidencia más sólida', describe el potencial de los métodos de carbono en el suelo, que podrían compensar hasta el 5-15% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero si se escalan de manera efectiva. Destaca prácticas como la agricultura sin labranza, el cultivo de cobertura y la agroforestería como formas efectivas de mejorar los niveles de carbono en el suelo. Sin embargo, el documento enfatiza que la base de evidencia sigue siendo insuficiente para una adopción generalizada.
Los desafíos clave incluyen las dificultades en la medición, el informe y la verificación (MRV). "Aunque la captura de carbono en el suelo tiene gran promesa, la base de evidencia actual no es lo suficientemente robusta para respaldar inversiones a gran escala", dijo Cynthia Rosenzweig, coautora y directora del Grupo de Impactos Climáticos en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA de la Universidad de Columbia. El informe señala que los niveles de carbono en el suelo pueden variar ampliamente debido a factores como el tipo de suelo, el clima y las prácticas de manejo, lo que hace compleja la cuantificación precisa.
Para abordar estos problemas, los autores recomiendan desarrollar protocolos estandarizados de MRV, invertir en investigación para el monitoreo a largo plazo e integrar el carbono en el suelo en las políticas climáticas nacionales. Señalando proyectos piloto en Estados Unidos y Europa, donde se han documentado éxitos iniciales, pero llaman a una colaboración global para refinar las metodologías.
Las implicaciones son significativas para los mercados de carbono y las políticas. Sin evidencia más sólida, los créditos de carbono en el suelo corren el riesgo de ser subvalorados o mal utilizados, lo que podría socavar los objetivos climáticos. El informe insta a los gobiernos, agricultores e inversores a priorizar los esfuerzos para construir evidencia y desbloquear el pleno potencial del suelo como una solución basada en la naturaleza.