Un estudio reciente muestra que, a pesar de los avances educativos, las disparidades salariales entre blancos y no blancos persisten en Brasil. La brecha de ingresos se reduce con la escolaridad, pero sigue siendo sustancial, especialmente entre los más ricos. Esto indica que el prejuicio racial continúa afectando el mercado laboral.
En una columna publicada en Folha de S.Paulo el 27 de octubre de 2025, el economista Michael França, investigador en Insper y ganador del Premio Jabuti Académico, discute cómo la educación formal no elimina por completo el costo del prejuicio racial. França, que tiene un título en economía de la USP y fue académico visitante en Columbia y Stanford, destaca los avances en políticas que democratizan la educación superior, las cuales han reducido parte de la brecha entre blancos y no blancos.
Sin embargo, un estudio realizado por Alysson Portella y França, bajo el Centro de Estudios Raciales de Insper y publicado en The Journal of Development Studies, revela que los trabajadores no blancos ganan, en promedio, un 31% menos por hora que los blancos. Al considerar el nivel de escolaridad, esta diferencia se reduce al 27%, una disminución significativa pero aún sustancial.
Al examinar la distribución de ingresos, las disparidades son mayores entre los más pobres y, particularmente, entre el 5% más rico, alcanzando el 65% después de controlar por escolaridad. Factores como escuelas privadas y redes explican parte de esto, pero una porción permanece 'inexplicada', lo que puede indicar discriminación racial. França concluye que Brasil necesita ir más allá del acceso universitario, abordando las desigualdades en la educación básica pública y en los niveles educativos de élite.
El texto rinde homenaje a la canción 'Negro Amor' de Gal Costa y Jorge Drexler, enfatizando que la desigualdad se extiende más allá de la formación para involucrar la inserción y el reconocimiento.