Un informe de un instituto de investigación israelí destaca la crisis ambiental emergente en Gaza en medio de más de dos años de conflicto. El territorio ahora enfrenta contaminación generalizada por escombros, aguas residuales y desechos peligrosos. Los científicos advierten que la reconstrucción podría tomar décadas, exacerbando riesgos para la salud y ecológicos.
El conflicto en Gaza, intensificado desde el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha causado daños ambientales profundos. Más de dos años de bombardeos por parte de las fuerzas israelíes han matado a más de 60.000 palestinos, con al menos un tercio siendo niños, un saldo descrito como genocidio por grupos de derechos humanos y una comisión de las Naciones Unidas.
Un nuevo informe del Instituto Arava, un centro de investigación ambiental en Israel, estima que Gaza está enterrada bajo 61 millones de toneladas de escombros que contienen asbesto, municiones sin explotar y restos humanos sin enterrar. Esto ha contaminado el suelo e incrementado las enfermedades respiratorias por partículas de bombas. "La situación ambiental en Gaza antes del 7 de octubre era un desastre", dijo Tareq Abuhamed, director palestino del instituto. Reconstruir incluso hasta ese estado prebélico podría tomar décadas.
Un informe de las Naciones Unidas de finales de septiembre estima los daños en infraestructura en casi 70.000 millones de dólares, con más del 80 por ciento de las tierras de cultivo destruidas. Menos del 10 por ciento de los desechos peligrosos se gestionan de manera segura, a menudo quemados o arrojados en vertederos abiertos. Aguas residuales sin tratar fluyen a la tierra y al mar, creando criaderos para vectores de enfermedades. "La basura se convierte en montañas, y las montañas son un sitio de cría para mosquitos y roedores, que propagan la malaria", señaló Yasser El-Nahhal, químico ambiental en la Universidad Islámica de Gaza.
Los desafíos preexistentes de 20 años de bloqueos israelíes, incluyendo acceso limitado al agua y la electricidad, han empeorado. Médicos Sin Fronteras informa que solo una de cada diez solicitudes de importación de agua es aprobada por las autoridades israelíes. El-Nahhal añadió: "El medio ambiente [estaba] destruido antes de la guerra. Pero desde la guerra, ha sido destruido varias veces por encima de la imaginación".
El investigador palestino Mazin Qumsiyeh califica la destrucción como ecocidio, un término para daños ambientales generalizados. "Gaza era una sociedad funcional... Todo esto fue destruido en esta guerra genocida y ecocida", dijo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza resolvió recientemente tratar el ecocidio como un crimen, una visión compartida por Jojo Mehta de Stop Ecocide International: "Lo que ha estado ocurriendo en términos del medio ambiente en Gaza es horrendo... es ecocida".
Los funcionarios israelíes no respondieron a solicitudes de comentarios. El informe de Arava insta a ayuda sin impedimentos, sistemas de agua potable y kits de higiene para frenar las enfermedades. La ONU enfatiza que la recuperación comienza con detener las hostilidades, restaurar servicios y limpiar escombros. A pesar de la destrucción repetida, Qumsiyeh ve resiliencia: "Imagina que tu comunidad es destruida docenas de veces, y continúas reconstruyendo. Eso muestra una cantidad increíble de esperanza".