La tradición de tinte de caqui de Japón perdura en Shiga

En la prefectura de Shiga, hogar del lago de agua dulce más grande de Japón, persiste la tradición milenaria de la tintura kakishibu-zome con jugo de caqui. En medio del calor sofocante de un invernadero veraniego, las telas absorben el tinte natural, encarnando una artesanía sostenible. El trabajador textil de segunda generación, Kiyoshi Omae, comparte sus sutiles beneficios.

La prefectura de Shiga ha prosperado durante mucho tiempo como centro de producción de tintura de tanino de caqui, gracias al lago de agua dulce más grande de Japón. En un caluroso día de verano en julio, la temperatura dentro de un invernadero en la prefectura alcanza casi 45 grados Celsius. En medio de la humedad, el profundo naranja quemado de kakishibu – jugo de caqui – se asienta en los hilos de longitudes de tela de 30 metros extendidas para secar.

A través de la exposición al sol y la inmersión repetida en contenedores de tinte natural, los textiles adquieren un tono ámbar claro antes de desarrollar un gradiente más oscuro, utilizado para pantalones, camisas y chaquetas. Esto es kakishibu-zome, un método de tintura natural de kaki (caquis japoneses) utilizado en Japón durante más de un milenio, como explica el trabajador textil de segunda generación, Kiyoshi Omae. “No notas su función”, dice Omae. “Es como una barrera invisible que crea una especie de protección y filtro para el aire.”

La tradición resalta las artesanías japonesas sostenibles, con palabras clave como artesanías japonesas, textiles y vida rural que subrayan el patrimonio cultural de Shiga. El secado al sol y los materiales naturales aseguran un proceso ecológico que preserva esta arte antiguo.

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