Etapa de cohete chino explota, creando nuevos desechos espaciales
Una etapa superior de un cohete chino Long March 6A explotó en la órbita terrestre baja el 15 de octubre de 2025, generando miles de piezas de escombros. Este incidente representa una rara adición reciente a la basura orbital, ya que la mayoría de las naciones espaciales han restringido tales eventos. Los expertos advierten que resalta los desafíos continuos en la sostenibilidad espacial.
La explosión ocurrió poco después del exitoso lanzamiento del satélite Shijian-21 desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Taiyuan en China. Según datos de seguimiento espacial, la etapa superior, que había estado en órbita desde su despliegue, sufrió una falla que llevó a un evento de desintegración. Esto creó más de 300 objetos de escombros rastreables mayores de 10 centímetros, con modelos que estiman miles de fragmentos más pequeños que representan riesgos de colisión para satélites y la Estación Espacial Internacional.
Jonathan McDowell, un astrofísico que mantiene el catálogo público de satélites, señaló la importancia del evento. "Esta es la primera reentrada no controlada o explosión importante que genera escombros significativos desde el incidente del Long March 5B chino en 2021", dijo McDowell en un comunicado. Destacó que, aunque los esfuerzos globales han reducido la generación de escombros, las actividades de China siguen siendo una excepción notable.
El contexto de fondo revela un cambio en las prácticas internacionales. Desde principios de la década de 2010, agencias como NASA, ESA y Roscosmos han implementado técnicas de pasivación —como la ventilación de propelentes y el agotamiento de baterías— para prevenir explosiones post-misión. La Fuerza Espacial de EE.UU. y NORAD han registrado una disminución en los nuevos escombros de estas naciones. En contraste, este evento del Long March 6A añade preocupaciones sobre el ritmo de lanzamientos de China, que ha aumentado rápidamente con más de 60 misiones solo en 2025.
Las implicaciones son sustanciales para la órbita terrestre baja, donde la congestión de Starlink, OneWeb y otras constelaciones aumenta las probabilidades de colisión. La Agencia Espacial Europea estima que tales escombros podrían desencadenar el síndrome de Kessler, un efecto en cascada que hace inutilizables las órbitas. No se reportaron amenazas inmediatas a misiones con tripulación, pero el monitoreo se ha intensificado.
Las autoridades chinas no han comentado públicamente sobre la causa, aunque análisis preliminares sugieren una ignición de batería o residuos de combustible. Este incidente renueva las llamadas a un tratado internacional vinculante sobre mitigación de escombros espaciales, como se discutió en el reciente Comité de la ONU sobre los Usos Pacíficos del Espacio Ultraterrestre.