Un análisis de 23 países de altos ingresos publicado en PNAS encuentra que las rápidas ganancias en longevidad del inicio del siglo XX se han ralentizado notablemente para las cohortes nacidas después de 1939, y ninguna de esas cohortes se proyecta que alcance un promedio de 100 años de vida.
Un estudio revisado por pares en los Proceedings of the National Academy of Sciences examina la esperanza de vida de cohortes en 23 países de altos ingresos y baja mortalidad, y concluye que el ritmo de mejora en la longevidad se ha desacelerado para las personas nacidas entre 1939 y 2000. La investigación utiliza datos de la Human Mortality Database y seis métodos de pronóstico establecidos para completar las historias vitales de estas cohortes de nacimiento.
Lo que hizo el estudio
- Estimó la esperanza de vida de cohortes (año de nacimiento) en lugar de la esperanza de vida por período, lo que refleja mejor la longevidad real de las personas nacidas en un año dado.
- Se basó en la Human Mortality Database para 23 países ricos y aplicó seis técnicas de pronóstico (incluyendo Lee–Carter y variantes relacionadas de cohortes/períodos) para proyectar la mortalidad restante para las cohortes nacidas después de 1938.
- Autores: José Andrade (Max Planck Institute for Demographic Research), Carlo Giovanni Camarda (Institut national d’études démographiques) y Héctor Pifarré i Arolas (University of Wisconsin–Madison).
Hallazgos clave
- Para las cohortes nacidas entre 1900 y 1938, el ritmo de mejora en la frontera promedió alrededor de 0,46 años por cohorte de nacimiento.
- Los pronósticos para las cohortes nacidas de 1939 a 2000 indican un ritmo más lento, reducido en aproximadamente un 37% a 52% en comparación con la tendencia de 1900–1938.
- Bajo estos pronósticos, ninguna de las cohortes analizadas se espera que alcance una esperanza de vida de cohorte de 100 años. Los autores señalan que solo una extrapolación lineal optimista de la tendencia anterior a 1939 habría alcanzado los 100 alrededor de la cohorte de 1980.
- La desaceleración se debe principalmente a una contribución disminuida de edades muy jóvenes: más de la mitad de la ralentización se atribuye a las tendencias de mortalidad por debajo de los 5 años, y más de dos tercios a las tendencias por debajo de los 20 años.
Por qué importa la ralentización
- A principios del siglo XX, grandes caídas en la mortalidad infantil y de niños impulsaron ganancias rápidas en la esperanza de vida promedio. Con la mortalidad en edades tempranas ya muy baja en países de altos ingresos, el progreso adicional depende más de mejorar la supervivencia en edades mayores, ganancias que, aunque posibles, no se proyectan para igualar el ritmo anterior.
Qué dicen los autores
- “El aumento sin precedentes en la esperanza de vida que logramos en la primera mitad del siglo XX [es] improbable que [se repita] en el futuro previsible”, dijo el coautor Héctor Pifarré i Arolas en un comunicado de prensa de la universidad.
- El autor principal José Andrade añadió que, según las proyecciones actuales, “los nacidos en 1980 no vivirán hasta los 100 en promedio”, y ninguna de las cohortes posteriores a 1939 en el estudio se pronostica que alcance ese hito.
Contexto de políticas y advertencias
- Los autores enfatizan que los pronósticos son inciertos. Nuevas pandemias, avances médicos o cambios sociales importantes podrían alterar las tendencias. Aun así, la evidencia actual apunta a una ralentización a largo plazo en el crecimiento de la longevidad entre las generaciones mayores y de mediana edad de hoy.
- Las ganancias más lentas en la esperanza de vida tienen implicaciones para gobiernos y hogares, desde la planificación de pensiones y cuidados a largo plazo hasta el ahorro y el momento de la jubilación.