Las e-bicis podrían reducir las emisiones de carbono urbanas y la congestión
Las bicicletas eléctricas, o e-bicis, tienen un gran potencial para reducir las emisiones de carbono, aliviar la congestión del tráfico y bajar los costos de transporte en las ciudades. Sin embargo, su pleno potencial depende de una inversión seria en infraestructura y apoyo político de los planificadores urbanos. Un análisis reciente destaca cómo las e-bicis podrían transformar la movilidad sostenible si las ciudades las priorizan.
Las e-bicis combinan el pedaleo con asistencia eléctrica, lo que las hace accesibles para trayectos más largos y terrenos variados en comparación con las bicicletas tradicionales. Según el artículo de Grist, una adopción generalizada podría reducir drásticamente las emisiones de carbono relacionadas con el transporte urbano al reemplazar viajes cortos en coche. Por ejemplo, si solo el 10% de los conductores de coche se cambiaran a e-bicis, las ciudades podrían ver una notable disminución en la salida de CO2, con estimaciones que sugieren reducciones de hasta el 20% en algunos escenarios basados en modelos europeos.
El artículo señala datos de ventas que muestran un aumento en la popularidad de las e-bicis, con las ventas en EE.UU. incrementándose más del 200% entre 2019 y 2022. Este crecimiento refleja el interés de los consumidores en alternativas asequibles y ecológicas a los coches, que cuestan mucho más en combustible, mantenimiento y estacionamiento. En contraste, las e-bicis ofrecen costos de commuting por debajo de $0.10 por milla, frente a $0.60 por conducir.
La congestión del tráfico se beneficiaría enormemente, ya que las bicicletas ocupan una fracción del espacio en la carretera de los vehículos. En áreas urbanas densas, las e-bicis podrían descongestionar las calles durante las horas pico, mejorando la calidad del aire y reduciendo los tiempos de viaje. El artículo cita a Ámsterdam como un caso de éxito, donde la infraestructura para bicicletas soporta más del 60% de los viajes en bicicleta, incluidas las e-bicis, lo que lleva a menores emisiones y menos carreteras colapsadas.
Sin embargo, persisten los desafíos. Sin carriles bici dedicados, estacionamiento seguro e integración con el transporte público, el uso de e-bicis sigue siendo limitado. El análisis cita al experto en movilidad urbana Elliot Martin: "Las e-bicis son un cambio de juego, pero las ciudades deben construir el ecosistema a su alrededor: carriles, estaciones de carga y programas de acceso equitativo." El robo y las limitaciones de la batería también se mencionan como barreras, particularmente en EE.UU., donde la infraestructura se retrasa con respecto a Europa.
Las implicaciones para los responsables de políticas son claras: invertir en políticas amigables con las e-bicis podría generar ahorros económicos, con beneficios anuales potenciales en miles de millones de dólares de costos de atención médica reducidos relacionados con la contaminación e inactividad. Portland, Oregón, ejemplifica el progreso con sus programas de reembolso para e-bicis y redes en expansión, mostrando cómo los esfuerzos dirigidos pueden aumentar las tasas de adopción en un 30% en comunidades participantes.
En general, el artículo insta a las ciudades a tratar las e-bicis como una estrategia central para los objetivos climáticos, enfatizando que las medidas de apoyo podrían acelerar el cambio hacia un transporte más verde.