Instituciones europeas lanzan campaña para el día internacional de la cocolitofórida
Cinco instituciones europeas de investigación han anunciado una iniciativa para establecer el 10 de octubre como Día Internacional de la Cocolitofórida, destacando el papel crucial de estos plancton microscópicos en la regulación del clima de la Tierra. Las cocolitofóridas, algas diminutas más pequeñas que los granos de polvo, capturan dióxido de carbono, producen oxígeno y forman registros geológicos de la historia climática. La campaña busca aumentar la conciencia sobre su impacto en los ecosistemas oceánicos en medio de las amenazas del cambio climático.
Las cocolitofóridas son algas unicelulares recubiertas con placas de carbonato de calcio llamadas cocolitos, que flotan en las capas oceánicas iluminadas por el sol. Estos organismos eliminan carbono del agua de mar, liberan oxígeno y generan más de 1.500 millones de toneladas de carbonato de calcio al año, capturando CO2 de la atmósfera y almacenándolo en sedimentos del fondo marino profundo. Sus placas contribuyen a la formación de tiza y caliza que narran el pasado climático de la Tierra.
El anuncio involucra al Instituto Ruđer Bošković en Zagreb, Croacia; el Centro Lyell en la Universidad Heriot-Watt en Edimburgo, Reino Unido; el Centro de Investigación Noruego NORCE en Bergen, Noruega; el Centro de Ciencias Marinas y Ambientales (MARE) en la Universidad de Lisboa en Portugal; y la Asociación Internacional de Nanoplancton (INA).
"A diferencia de otros grupos, construyen placas intrincadas de carbonato de calcio que no solo ayudan a extraer dióxido de carbono de la atmósfera, sino que también lo transportan a sedimentos oceánicos profundos, donde puede quedar encerrado durante milenios", dice el profesor Alex Poulton del Centro Lyell. "Esta biomineralización deja un registro geológico excepcional, que nos permite estudiar cómo han respondido a cambios climáticos pasados y predecir mejor su rol futuro. En resumen, su doble rol como bombas de carbono y archivos climáticos las hace indispensables para entender y abordar el cambio climático."
En el Centro Lyell, el equipo OceanCANDY liderado por Poulton examina cómo las cocolitofóridas secuestran CO2 y responden a océanos más cálidos y ácidos. En Noruega, el equipo de NORCE del Dr. Kyle Mayers estudia su crecimiento, depredadores, virus y ADN antiguo de lodos del fondo marino. "Las interacciones de las cocolitofóridas con virus y pastadores importan", dice Mayers. "Estos vínculos moldean las redes alimentarias y cómo el océano almacena carbono."
El Instituto Ruđer Bošković de Croacia, bajo la dirección de la Dra. Jelena Godrijan, explora interacciones bacterianas que afectan los ciclos de carbono. "Al entender las cocolitofóridas, realmente estamos descubriendo el motor vivo del equilibrio de carbono del océano", afirma Godrijan. En MARE, la Dra. Catarina V. Guerreiro investiga las influencias de aerosoles en su distribución desde el Atlántico hasta el Océano Austral. "Estamos conectando organismos calcáreos diminutos con flujos de carbono planetarios", dice ella. La INA vincula cocolitofóridas modernas con fósiles para la reconstrucción climática.
El cambio climático, al alterar la temperatura, química y nutrientes del océano, amenaza a estos plancton y ecosistemas dependientes. "Las cocolitofóridas son una parte vital del sistema climático del planeta", señala la Dra. Sarah Cryer del proyecto CHALKY. "Nos recuerdan que los organismos más pequeños pueden tener el mayor impacto." La iniciativa busca impulsar la alfabetización oceánica y el enfoque político en estos arquitectos invisibles.