Rusia propone aumento del IVA para financiar la guerra en Ucrania
El ministerio de finanzas de Rusia ha propuesto aumentar el impuesto al valor agregado del 20% al 25% a partir del próximo año, con el objetivo de generar ingresos adicionales para mantener las operaciones militares en Ucrania. Esta medida surge en medio de los costos crecientes del conflicto en curso, que ahora entra en su cuarto año, y refleja los esfuerzos del Kremlin por fortalecer las finanzas estatales sin gravar directamente a los ciudadanos. Si se aprueba, este ajuste fiscal podría generar miles de millones en ingresos, pero podría exacerbar la inflación y la tensión económica en los hogares rusos.
Una Audaz Maniobra Fiscal en Medio de un Conflicto Prolongado
En una escalada significativa de su estrategia económica de guerra, el ministerio de finanzas de Rusia reveló una propuesta el 24 de septiembre de 2025 para elevar el impuesto al valor agregado (IVA) del 20% actual al 25%. Esta medida, si se implementa, entraría en vigor en 2026 y está diseñada explícitamente para canalizar fondos adicionales a la campaña militar de la nación en Ucrania. El anuncio, detallado en un borrador de presupuesto presentado a la Duma Estatal, subraya las crecientes presiones financieras que enfrenta la administración del presidente Vladimir Putin a medida que la guerra se prolonga sin un final a la vista.
La cronología de este desarrollo remonta a los primeros días de la invasión. Rusia lanzó su operación militar a gran escala en Ucrania el 24 de febrero de 2022, enmarcándola inicialmente como una 'operación militar especial' que se esperaba que concluyera rápidamente. Sin embargo, para mediados de 2023, el conflicto se había convertido en un estancamiento prolongado, con las fuerzas rusas controlando aproximadamente el 20% del territorio ucraniano, pero enfrentando una feroz resistencia y sanciones internacionales. Las repercusiones económicas de estas sanciones, impuestas por Occidente, han aislado a Rusia de los mercados globales, obligando al gobierno a buscar fuentes de ingresos internos. La propuesta de IVA surge en este contexto, tras una serie de ajustes fiscales incrementales, incluyendo impuestos corporativos más altos y derechos de consumo sobre el tabaco y el alcohol en 2024.
Según el borrador del ministerio, el aumento del IVA se proyecta generar un extra de 1.6 billones de rublos (aproximadamente 17 mil millones de dólares) anuales, una suma que respaldaría directamente el gasto en defensa, que ha aumentado a más del 10% del PIB. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, en un comunicado que acompañaba la propuesta, enfatizó la necesidad de estos fondos para la seguridad nacional. 'Ante las amenazas externas y la necesidad de proteger nuestra soberanía, debemos asegurar que nuestras fuerzas armadas tengan los recursos que requieren', dijo Siluanov. 'Este ajuste al IVA es un enfoque equilibrado que distribuye la carga en toda la economía sin una dificultad indebida para los individuos.'
Los críticos, sin embargo, argumentan que el aumento de impuestos afectará desproporcionadamente a los rusos comunes, muchos de los cuales ya luchan con tasas de inflación de alrededor del 8-10% y salarios estancados. Los economistas señalan la naturaleza regresiva del IVA, que se aplica uniformemente a bienes y servicios, golpeando más fuerte a los hogares de bajos ingresos ya que gastan una mayor parte de sus ingresos en lo esencial. 'Esto es esencialmente un impuesto encubierto sobre el consumo', señaló Andrei Kolesnikov, un investigador senior en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, en un análisis publicado poco después del anuncio. 'Mientras el gobierno evita elevar los impuestos sobre la renta para mantener el apoyo público, esta medida podría avivar el descontento, especialmente si se combina con precios en alza de alimentos y energía.'
Contexto Histórico y Presiones Económicas
Para entender las raíces de la propuesta, hay que profundizar en la historia fiscal de Rusia. El IVA se introdujo en 1992 tras el colapso de la Unión Soviética, inicialmente fijado en el 28% antes de reducirse al 20% en 2004 para estimular el crecimiento. El impuesto ha sido una piedra angular de los ingresos estatales, contribuyendo con aproximadamente el 30% del presupuesto federal. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha perturbado este equilibrio. Los gastos en defensa se dispararon de 3.5 billones de rublos en 2021 a una estimación de 10.8 billones de rublos en 2025, según cifras oficiales. Este aumento se ha financiado a través de una combinación de ingresos por petróleo y gas—la línea de vida económica de Rusia—y préstamos, pero los precios volátiles de la energía y las sanciones occidentales han erosionado estos pilares.
El embargo gradual de la Unión Europea sobre el petróleo ruso, implementado en 2022, y el tope de precios del G7 sobre el crudo marítimo han obligado a Rusia a redirigir sus exportaciones a Asia a precios descontados, reduciendo las ganancias. Mientras tanto, el banco central ha mantenido tasas de interés altas—actualmente en el 16%—para combatir la inflación, asfixiando la inversión doméstica. La propuesta del ministerio de finanzas forma parte de un plan presupuestario más amplio para 2026-2028 que anticipa un déficit del 1.1% del PIB, por debajo del 1.9% en 2025, pero solo si se materializan nuevos ingresos.
Cuentas de testigos oculares de Moscú resaltan la dimensión humana de estas tensiones económicas. Irina Petrova, dueña de un pequeño negocio en la capital, compartió sus preocupaciones en una entrevista con Reuters: 'Ya hemos visto subir los precios debido a las interrupciones en la cadena de suministro por la guerra. Un IVA del 25% haría que todo, desde comestibles hasta ropa, fuera inaccesible para muchas familias. ¿Cómo se supone que debemos apoyar la economía cuando nos aprietan de esta manera?'
Perspectivas de los Interesados y Posibles Consecuencias
La propuesta ha generado reacciones mixtas de varios interesados. Dentro del Kremlin, cuenta con el respaldo de los duros que priorizan la financiación militar. El primer ministro Mikhail Mishustin, durante una reunión del gabinete el 23 de septiembre de 2025—el día antes de la revelación pública—supuestamente respaldó la medida como 'esencial para mantener nuestras capacidades defensivas'. Las voces de oposición, aunque silenciadas bajo el régimen cada vez más autoritario de Rusia, han surgido a través de medios independientes y analistas exiliados. La Fundación Anticorrupción de Alexei Navalny, operando desde el extranjero, etiquetó el aumento como un 'impuesto de guerra a los pobres', prediciendo que podría desencadenar protestas subterráneas similares a las vistas en 2022.
A nivel internacional, el movimiento se ve como un signo de la resiliencia de Rusia, pero también de su desesperación. El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, en un discurso del 25 de septiembre, se burló de la propuesta: 'Putin ahora está gravando a su propia gente hasta la muerte para continuar esta agresión sin sentido. Muestra que su economía se está resquebrajando bajo el peso de sus ambiciones.' Funcionarios occidentales, incluyendo la secretaria del Tesoro de EE.UU. Janet Yellen, lo han señalado como evidencia de que las sanciones están funcionando, obligando a Moscú a tomar decisiones difíciles.
Las implicaciones de este aumento del IVA se extienden mucho más allá de los ingresos inmediatos. Económicamente, podría amortiguar el gasto del consumidor, que representa más de la mitad del PIB de Rusia, potencialmente ralentizando las proyecciones de crecimiento del 2.5% a menos del 1% en 2026, según estimaciones del FMI. La inflación podría acelerarse al 12%, erosionando el poder de compra y arriesgando disturbios sociales. En el frente de la política, la aprobación por parte de la Duma—esperada para diciembre de 2025—señalaria el compromiso del gobierno con una economía de guerra, posiblemente disuadiendo la inversión extranjera y prolongando el aislamiento.
Socialmente, el impuesto podría ampliar la desigualdad, con regiones rurales y de bajos ingresos soportando el peso principal. En regiones como Siberia, donde la dependencia de bienes importados es alta, el aumento podría exacerbar las tasas de pobreza, ya en aumento un 15% desde el inicio de la guerra. Además, plantea preguntas sobre la sostenibilidad: ¿cuánto tiempo puede Rusia financiar un conflicto que ha reclamado más de 500,000 víctimas en ambos lados, según estimaciones independientes?
Sin embargo, algunos expertos ven un lado positivo. 'Si se maneja bien, esto podría modernizar el sistema fiscal de Rusia', sugirió Natalia Zubarevich, profesora de economía regional en la Universidad Estatal de Moscú. 'Pero sin transparencia y medidas anticorrupción, corre el riesgo de convertirse en otra carga para la población.'
A medida que el borrador avanza por los canales legislativos, el mundo observa de cerca. Esta propuesta no es meramente un ajuste fiscal, sino una ventana a las prioridades del Kremlin, revelando una nación dispuesta a imponer sacrificios domésticos para perseguir metas geopolíticas. Si fortalece la máquina de guerra de Rusia o siembra semillas de discordia interna, aún está por verse, pero indudablemente marca un momento pivotal en el conflicto duradero en Ucrania.
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