Los casos de fiebre del valle aumentan en Arizona en medio del cambio climático
Arizona reportó un récord de más de 20.000 casos de fiebre del valle en 2023, el número más alto registrado hasta la fecha. Los expertos atribuyen el aumento a condiciones climáticas cambiantes que favorecen la propagación del hongo transmitido por el suelo Coccidioides. La infección, aunque a menudo leve, representa riesgos graves para ciertos grupos y resalta preocupaciones más amplias sobre la salud ambiental.
La fiebre del valle, también conocida como coccidioidomicosis, es causada por la inhalación de esporas del hongo Coccidioides, que prospera en los suelos áridos del suroeste de Estados Unidos, incluyendo Arizona, y partes de Centro y Sudamérica. La enfermedad no es contagiosa entre personas, pero se propaga a través del polvo agitado por el viento, la construcción u otras actividades.
En Arizona, los casos han aumentado drásticamente en las últimas décadas. De aproximadamente 1.500 infecciones en 1998, el estado registró más de 20.000 solo en 2023, según funcionarios de salud. Este aumento marca un incremento significativo, con el hábitat del hongo expandiéndose debido a patrones climáticos más calurosos y secos relacionados con el cambio climático. Las tormentas de polvo aumentadas, exacerbadas por sequías prolongadas y vegetación reducida, transportan esporas a mayores distancias, incrementando los riesgos de exposición.
La mayoría de las infecciones —alrededor del 60%— no producen síntomas, mientras que el 40% resulta en una enfermedad similar a la gripe, incluyendo fiebre, tos, fatiga y dolor articular. Los casos graves pueden llevar a neumonía, meningitis o enfermedad diseminada, particularmente en poblaciones vulnerables como mujeres embarazadas, personas con diabetes y personas de ascendencia afroamericana o filipina. La tasa de mortalidad ronda el 1%, pero las complicaciones pueden ser mortales sin tratamiento.
"Estamos viendo más casos porque el entorno está cambiando", señala Farrin Manian, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Arizona. Se utilizan medicamentos antifúngicos como el fluconazol para tratar infecciones graves, aunque los casos leves a menudo se resuelven por sí solos. El diagnóstico típicamente involucra pruebas de sangre para detectar anticuerpos o imágenes como radiografías de tórax para identificar el compromiso pulmonar.
Más allá de los factores climáticos, las actividades humanas contribuyen a la propagación. El auge de la construcción en Arizona perturba el suelo, liberando esporas al aire. Los expertos en salud recomiendan precauciones como usar máscaras N95 en áreas polvorientas, permanecer en interiores durante tormentas de viento y evitar actividades que perturben el suelo durante las estaciones secas. Arizona lidera la nación en casos de fiebre del valle, subrayando la necesidad de mayor conciencia e investigación en prevención en medio de los cambios ambientales en curso.