Investigadores han desarrollado una terapia CAR T-cell modificada que eliminó por completo grandes tumores sólidos de próstata en ratones, ofreciendo esperanza para tratar cánceres sólidos en humanos. El enfoque localiza proteínas estimulantes del sistema inmunitario en los tumores, evitando daños a tejidos sanos. Los ensayos clínicos podrían comenzar en dos años.
La terapia CAR T-cell, que modifica genéticamente las células inmunitarias para atacar el cáncer, ha revolucionado el tratamiento de cánceres sanguíneos como la leucemia, pero ha tenido dificultades contra tumores sólidos. Estos tumores suelen presentar tipos celulares diversos sin proteínas mutantes uniformes y utilizan mecanismos para evadir los ataques inmunitarios, como la producción de señales inhibitorias.
Para abordar esto, Jun Ishihara y colegas del Imperial College London mejoraron las células CAR T fusionando interleucina 12 —un potente estimulador inmunitario— con una proteína que se une al colágeno. Los tumores, al igual que las heridas, exponen colágeno en su estructura, lo que permite que la fusión se localice dentro del tumor. Las células CAR T modificadas producen esta proteína fusionada solo después de unirse a una proteína mutante específica en las células de cáncer de próstata, concentrando la interleucina-12 para desencadenar una respuesta dirigida de '¡Ataque! ¡Ataque!' sin inflamación generalizada.
En experimentos, la terapia erradicó grandes tumores de próstata en cuatro de cinco ratones. «Los tumores desaparecieron, desaparecieron por completo», dijo Ishihara. Sorprendentemente, los ratones no requirieron quimioterapia de preconditionamiento, que típicamente agota las células inmunitarias existentes y puede causar efectos secundarios como infertilidad. «En realidad nos sorprendió que no necesitáramos la quimioterapia en absoluto», añadió. Cuando se reinjectaron con células cancerosas, los ratones no desarrollaron nuevos tumores, lo que indica una respuesta inmunitaria duradera.
Esto marca la primera vez que se ha logrado una erradicación completa en un estudio animal para tumores sólidos. Steven Albelda de la Universidad de Pensilvania lo calificó como «un enfoque prometedor que debería probarse clínicamente», señalando esfuerzos similares de otros grupos. Los hallazgos aparecen en Nature Biomedical Engineering (DOI: 10.1038/s41551-025-01508-3), con el equipo de Ishihara apuntando a ensayos en humanos en dos años.