Un nuevo estudio muestra que reproducir grabaciones de la voz de la madre a bebés prematuros en cuidados intensivos puede fortalecer las conexiones cerebrales relacionadas con el procesamiento del lenguaje. Los investigadores encontraron que esta simple intervención llevó a vías neuronales más maduras en los bebés afectados. Los hallazgos sugieren posibles mejoras en los resultados a largo plazo del lenguaje para niños pretérmino.
Los bebés prematuros a menudo enfrentan estructuras cerebrales alteradas que pueden llevar a dificultades en el lenguaje e impactar la comunicación posterior y el éxito académico. Para abordar esto, Katherine Travis en Weill Cornell Medicine en Nueva York y su equipo realizaron el primer ensayo controlado aleatorizado sobre el uso de grabaciones de audio de la voz de la madre.
El estudio involucró a 46 bebés nacidos entre las 24 y 31 semanas de gestación mientras estaban en cuidados intensivos neonatales. Las madres grabaron ellas mismas leyendo extractos del libro infantil A Bear Called Paddington. Para el grupo de intervención, un clip de audio de 10 minutos se reproducía dos veces cada hora desde las 10pm hasta las 6am, proporcionando un promedio de 2.7 horas adicionales de exposición a la voz de la madre cada día hasta las fechas de parto originales de los bebés. El grupo de control recibió el cuidado estándar sin las grabaciones.
Una vez que los bebés alcanzaron la edad equivalente al término, las resonancias magnéticas (MRI) evaluaron la organización y conectividad de las redes cerebrales. Los resultados mostraron que los bebés expuestos a la voz de su madre tenían conexiones más fuertes y organizadas en y alrededor del fascículo arqueado izquierdo, un área clave para el procesamiento del lenguaje. "Su estructura se parece más a lo que esperaríamos ver en un bebé mayor o más avanzado en desarrollo", dijo Travis.
Las exploraciones indicaron un aumento en la mielinización, la formación de vainas grasas que aíslan las fibras nerviosas para una transmisión de señales más rápida. "La mielinización es un aspecto clave del desarrollo cerebral saludable, especialmente en las vías que apoyan la comunicación y el aprendizaje", agregó Travis. Investigaciones previas vinculan retrasos en estas áreas cerebrales con desafíos posteriores en el lenguaje y el aprendizaje, sugiriendo que la exposición dirigida a la voz podría mitigar tales riesgos.
Los bebés prefieren la voz de su madre debido a la familiaridad desde el útero, comenzando alrededor de las 24 semanas de gestación. "Es la voz más familiar y biológicamente significativa para un bebé", señaló Travis. Sin embargo, enfatizó que la variabilidad del habla de otros cuidadores podría ofrecer beneficios similares, un área para futuras investigaciones.
David Edwards en Evelina London Children’s Hospital advirtió que el pequeño tamaño de la muestra requiere mayor validación con grupos de control adicionales, incluyendo otras fuentes de habla. El equipo planea ensayos más grandes y seguimientos a largo plazo para evaluar si estos cambios cerebrales se traducen en habilidades lingüísticas mejoradas.
La intervención, publicada en Frontiers in Human Neuroscience (DOI: 10.3389/fnhum.2025.1673471), es simple y podría integrarse fácilmente en los cuidados neonatales.