Investigadores de la University of Chicago Medicine y la Columbia University informan que comer más frutas y verduras durante el día se asoció con un mejor sueño esa noche en adultos jóvenes sanos. Cumplir con un consumo diario de cinco tazas, utilizado para representar las recomendaciones de los CDC, se vinculó con una mejora estimada del 16% en la calidad del sueño, basada en medidas objetivas. Los autores describen esto como el primer estudio que muestra una asociación el mismo día entre la dieta y el sueño medido objetivamente.
Los científicos han documentado durante mucho tiempo que un mal sueño puede impulsar a las personas hacia dietas con más grasas y más azúcares. Mucho menos estudios han examinado lo contrario. Una nueva investigación publicada en junio de 2025 en Sleep Health informa de un vínculo el mismo día entre lo que las personas comen y qué tan bien duermen esa noche, medido con actigrafía de muñeca.
En el estudio, 34 adultos jóvenes sanos registraron su ingesta diaria de alimentos usando una aplicación estandarizada mientras llevaban monitores en la muñeca para rastrear el sueño. El equipo analizó la fragmentación del sueño—con qué frecuencia el sueño se interrumpe por despertares o cambios a etapas más ligeras. Un mayor consumo diurno de frutas y verduras, así como de carbohidratos complejos como granos integrales, se asoció con un sueño menos fragmentado y más ininterrumpido esa noche.
Usando modelado estadístico, los investigadores estimaron que alcanzar un objetivo diario de cinco tazas de frutas y verduras—utilizado en el estudio para representar las recomendaciones dietéticas de los CDC—correspondía a aproximadamente una mejora del 16% en la calidad del sueño en comparación con ninguna ingesta. “El 16 por ciento es una diferencia altamente significativa”, dijo la coautora principal Esra Tasali, MD, directora del UChicago Sleep Center. “Es notable que un cambio tan significativo pueda observarse en menos de 24 horas.”
“Las modificaciones dietéticas podrían ser un nuevo enfoque natural y rentable para lograr un mejor sueño”, agregó Tasali. La coautora principal Marie-Pierre St-Onge, PhD, directora del Center of Excellence for Sleep & Circadian Research de Columbia, dijo: “Pequeños cambios pueden impactar el sueño. Eso es empoderador: un mejor descanso está bajo tu control.”
Los autores enfatizan que los hallazgos son observacionales y no prueban causalidad. Planeen investigaciones adicionales para probar la causalidad, explorar mecanismos biológicos y evaluar poblaciones más amplias. El trabajo se suma a la evidencia de que alinear los patrones de alimentación diaria con guías dietéticas saludables puede apoyar un mejor sueño—un resultado vinculado en investigaciones previas a la salud cardiovascular y metabólica, la memoria, el estado de ánimo y la productividad.
